"Un olivar ¡de naranjos!
en la tierra cordobesa
duerme sus sueños callados
en la calle de la Feria;
y el azahar despuntado,
mustio su blanco de pena,
deja su aroma olvidado
entre el incienso y la cera.
Las estrellas se adivinan,
la tarde en noche se quiebra,
la Cruz del Rastro dormita
en su pedestal de piedra
hasta que un beso de brisa
que se escapó de la Sierra,
al salir la Cofradía
dulcemente la despierta.
Túnicas de verde y blanco,
de esperanza y de pureza,
están subiendo despacio
calle arriba hacia la Cuesta;
y detrás de ellas el paso
de un Dios humano que tiembla
y pide que pase el cáliz
al ángel que se lo lleva.
Y si el Hijo es Oración,
María es pesar que llega
dejando escapar suspiros
de su boquita entreabierta;
es Candelaria que llora
al llegar la primavera
entre varales de plata
y una paloma que vuela.
Es María, madre y señora,
es la mujer que se seca
con un pañuelo de encaje
las lágrimas que la apenan.
Candelaria y Oración.
El es lirio; ella azucena.
¡El Domingo se hace flor
en la calle de la Feria!"
Fragmento del pregón de D.Antonio Capdevila Gomez. -Córdoba, Cuaresma de 1.987-
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