"Reina, aunque no te piropean, te rezan,
y aunque no te aplaudan, ni te canten,
te siguen por donde vayas,
y sus penas te confiesan.
Bendita Reina, nuestra Reina
solitaria en Madrugada.
Mi Señora, miranos por esos ojos
de mujer callada y bella,
de una mujer cordobesa
con carita de azucena,
con boca de terciopelo,
sin más títulos ni emblemas
que estos, fieles que rezamos,
y que seguiremos diciendo
¡Bendita Reina, siempre nuestra Reina!
Fragmento del Pregón de Dª. Inmaculada Luque Calvo. -Córdoba, Cuaresma de 2.008-
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