"Reina de los Ángeles del Císter, a tu prendido Evangelista, no le preocupa el ocultar tu dispersa mirada. El sólo desea sentir el escozor en las yemas arañadas de sus dedos, al acariciar el rocío amargo que empaña el color de las flores, de tu velo enrejado. El sólo aspira a ser, varonil garra que sustente, tu azucena cortada por manos generosas y engastada por joyeros cordobeses. El sólo sueña detener, tu angelical discurrir de esbelta princesa asustada. El sólo se atreve a mirar, las olas caladas y envejecidas de tu pecho y al fin, sólo se atreve a mirar, las olas caladas y envejecidas de tu pecho y al fin, sólo anhela ser, novio eterno, del dibujo carnoso de tus cerrados labios."
Fragmento del Pregón de D.Fernando Morillo-Velarde Chiclana.
Córdoba, Cuaresma de 1.995.
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