"Calma y muerte crucificada en las alturas.
Seguid procurando que ni el aire le roce,
seguid conjugando serena ternura.
Corredera encallada en la luz de luna.
Brisa de sentidos es tu perfecta cintura.
Con sudario mojado de tus lágrimas dolidas,
pañuelo de despedida,
tu palio es resplandor de pena.
Haced que nunca se mueva su bambalina divina.
Para ver siempre tu cara,
tu cara de piel morena,
tus ojos, calma serena,
dolor de pena afligida.
Voy andando, Señora, hacia tu calle,
esperando el milagro y el asombro de ver
como Tú mantienes a Córdoba tanquila.
San Pedro no volverá a negarte tres veces,
hincará el pie en tus altares
y el peso de su fe en sus rodillas,
y esperará en el cielo que brillare,
malva y oro, misericordia y lágrimas divinas."
Fragmento del Pregón de Dª. Inmaculada Luque Calvo. -Córdoba, Cuaresma de 2.008-
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