"¡Señora, Reina de los Ángeles, embriágame con el jugo destilado de tus ojos, para que alcance a ver la cima de tu dolor!
Cuentan, Señora del Cister, que la flor de la primavera pasional crece en la silueta de verdes naranjos, sin saber que los únicos azahares, sólo pueden florecer en la fertilidad del dibujo sereno, de tus redondas manos.
Y así, enloquecido, tengo que proseguir en los lúcidos, delirios cofrades."
Fragmento del Pregón de D.Fernando Morillo-Velarde Chiclana.
(Córdoba, Cuaresma de 1.995)
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