Por unos cofrades más auténticos
Empieza una nueva Cuaresma, este tiempo litúrgico nos vuelve a invitar a la conversión, a revisar el interior. Quizás sea este un buen momento para pararse y reflexionar sobre cuáles son nuestras aspiraciones como cofrades, ¿qué valores defendemos?, ¿por qué pertenecemos a una cofradía? o ¿por qué nos cargamos de peso para pasear a Cristo o a su Madre?
Como cofrade, a veces tengo que defender lo indefendible, tengo que dar la cara por los que se vanaglorian de ser cofrades -algunos hasta con pedigrí- pero que en el fondo no son más que una sombra, tristes parásitos que se acomodan a este maravilloso mundo del incienso y las cornetas sabrá Dios con qué intención. Por eso, en este inicio de la Cuaresma, como cofrade que soy, alzo la voz y digo basta ya. Basta ya de tirar la piedra y esconder la mano. Basta ya de esconderse bajo artificios y seudónimos para decir todo aquello que por cobardía no se es capaz de decir a la cara. Basta ya, y sabéis por qué, porque nuestros titulares se merecen algo más que hermanos cofrades mediocres, que solo sirven para acribillar al prójimo sin piedad y todo por un cargo, una banda, un martillo o, lo que es más triste, solo por el mero hecho de hacer daño.
Es este el momento donde todos estos cazadores furtivos que contaminan el devenir de nuestras cofradías deberían de alejarse, deberían dar marcha atrás y reconocer sus errores. Es el momento de dejar las trincheras de la desgana y la palabra hueca e irse. Irse a otro lugar donde quizás cometan los mismos errores pero no con la palabra cofrade en la boca.
Si algún día esto llegara a suceder quizás las cofradías no serían tan bulliciosas, ni tan historiadas, pero seguro que serían mucho más coherentes y auténticas.
(Articulo Publicado en el Diaro Córdoba 09/03/2011)
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