La hermandad de San Hipólito congrega a cientos de fieles en el traslado de sus titulares desde la Catedral, donde tuvo que refugiarse el Jueves Santo a causa de la lluvia.
El
Cristo de la Buena Muertes está acostumbrado a la soledad y el silencio
de la noche, al igual que su madre, la Reina de los Mártires, que lo
acompaña cada Madrugada desconsolada. Pero el luto de esta hermandad de
San Hipólito ofreció ayer una imagen que quedará para la historia con el
traslado de sus titulares desde la Catedral hasta su sede canónica a
plena luz del día. Una estampa bien distinta a la están acostumbrados
los cofrades y que se produjo porque la lluvia obligó a la Buena Muerte a
permanecer en el interior de la Catedral cuando se disponía a seguir
con su estación de penitencia la madrugada del Jueves al Viernes Santo.
Porque pocas veces se puede ver algo así y porque el tiempo ha dejado a casi todos con ganas de más procesiones, el traslado de esta cofradía congregó a un gran número de fieles en el entorno de la Catedral. Jóvenes, familias, hermanos de la cofradía y también turistas que, una vez que salió el sol, llenaron las calles de la ciudad, sobre todo las de la Judería. Nadie se quiso perder el momento de la salida del Cristo de la Buena Muerte, sobre las 16:30, en su regreso a San Hipólito. La imagen de la Reina de los Mártires a plena luz del día también sorprendió a la mayoría de los que se acercaron a seguir a las imágenes hasta el centro de la capital.
Un Sábado Santo distinto, en el que volvió el olor a incienso, la cera de las velas y el ambiente de fe y oración. La penúltima oportunidad de vivir este ambiente cofrade antes de que el Señor resucite hoy. Este año, el paso que separa la muerte y la vida ha sido más fino que nunca, pues apenas se han sucedido unas horas entre una procesión y otra.
La hermandad llegó a San Hipólito sobre las 19:00 rodeada de un gran número de fieles que no pudieron completar la estación de penitencia en la Madrugada y que acompañaron el cortejo durante todo el recorrido. El Cristo de la Buena Muerte y la Reina de los Mártires ya descansan en su templo. Ahora sólo queda esperar el triunfo de la Resurrección.
(Articulo publicado en el Día de Córdoba 31/03/2013)
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