Los
paraguas fueron ayer los protagonistas del Viernes de Dolores, una
lluvia que sorprendió pasadas las 10 de la mañana a la incipiente cola
de fieles que llegaban a la iglesia de San Jacinto. El agua no fue óbice
para que la iglesia de San Jacinto se llenara para felicitar a la Señora de Córdoba , ante cuyas plantas comenzó a las 11 la misa oficiada por el obispo, Demetrio Fernández.
El prelado comenzó su homilía manifestando que "en este Viernes de
Dolores, la Iglesia celebra cómo María ha estado asociada a la redención
de Cristo en favor de todos los hombres". "Por eso María, en esta
fiesta de la Señora de Córdoba , viene a decirnos que aprendamos de ella a compartir el sufrimiento y los dolores de tantas personas que sufren hoy", subrayó.
Mientras, en la Plaza de Capuchinos el trasiego era constante. "Ya
veremos si llueve o no. Ahora, vamos a disfrutar de la Virgen que esta
espléndida" decía un hermano de La Paz en una de las dos colas de la
plaza.
Pero Capuchinos no solo vivió el Viernes de Dolores. Así,
en Trinitarios estuvo en besamanos el Santo Cristo de Gracia, escoltado
por las imágenes de la Dolorosa y San Juan, como fondo los arcángeles
del paso del Cristo.
También San Pablo acogió el besapié al
Cristo de las Angustias. Por la tarde, fueron doce las cofradías que
rezaron el vía crucis alrededor de sus imágenes titulares, con la lluvia
en el exterior presente y el ánimo marcado por la incertidumbre de lo
que pasará los próximos días.
(Noticia publicada en el Diario Córdoba 23/03/2013)
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