El que suscribe nunca ha pensado que la Catedral esté lejos, sino que más bien es cuestión de querer verla cerca. Da igual que haya una puerta, dos o veinte: el caso es querer ir, la prueba está en el Viernes Santo. Tampoco valen excusas como que los pasos no caben por ciertas calles o por la puerta del primer templo, ya que ahí está el caso de las Angustias y su deseo de volver a San Agustín, proyecto que con toda seguridad necesitará reestructurar su paso para que la Virgen salga del templo, algo que la cofradía hará gustosamente.
Hechos como éste nos llevan a preguntarnos si realmente las cofradías quieren ir a la Catedral o prefieren mantener sus recorridos. Unos recorridos, que, por otra parte, en la mayoría de los casos no dejan de ser un desfile carente de sentido. Es cierto que algunas cofradías hacen estación de penitencia en otros templos, muy loable, pero, si alguna de ellas decidiera celebrar un aniversario ¿a qué no se les ocurriría hacerlo en esos templos, ni en las Tendillas sino en la Catedral?, simplemente porque es el lugar correcto, el lugar desde donde irradia la religiosidad de la ciudad y es sin duda donde las cofradías tienen que estar.
Por ello, desde aquí aplaudimos la decisión de la popular hermandad de la Borriquita, quien, pese a los escollos que pueda tener, la dificultad --no olvidemos que es un cortejo de niños--, o las críticas, tenemos total seguridad de que el esfuerzo valdrá la pena.
(Articulo publicado en el Diario Córdoba 14/11/2010)
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