En este día tan señalado diversas hermandades celebraron funciones religiosas en honor de la Virgen, cuyas imágenes titulares estuvieron expuestas en besamanos
Esta noticia pertenece a la edición en papel de Diario Córdoba.
Desde
hace ya algún tiempo el día de la Inmaculada es el día fijado por
algunas cofradías para rendirle culto a su titular mariana, creándose
una auténtica ruta alrededor de las imágenes de la Virgen.
Como
cada año, las primeras oraciones fueron para la Virgen de la Esperanza,
que recorrió las calles de su feligresía en rosario de la aurora. A
media mañana se sucedieron en los templos las funciones principales en
honor de la Virgen, todas como colofón a los triduos que se han venido
celebrando en estos días. Destacó el montaje de la hermandad del Santo
Sepulcro, dominado por un barroco dosel celeste.
Pero si solemne
fueron estas funciones principales, no menos interesantes estuvieron
los montajes de las dolorosas que permanecieron en besamanos, lástima
que algunos de ellos no estuvieran todo el día abiertos. Contratiempo
aparte, la Virgen de la Palma y la Virgen de la Alegría lucieron
impecables en San Lorenzo y Santa Marina, respectivamente. En Santiago
se pudo ver a la Virgen de la Concepción, que lució sobre el pecho un
espléndido broche que levantó más de un elogio. En San Cayetano la
Virgen del Mayor Dolor, fiel a su clasicismo, reestrenaba su capilla.
Muy curioso el exorno de la Reina de los Angeles. La dolorosa de la
hermandad de la Sangre lució un original tocado en el que llevaba
inserto un ramo de azucenas de talco que conferían a la imagen un sabor
de otras épocas. Solemne la Virgen de Gracia y Amparo en San Nicolás,
escoltada por los faroles de cola de su palio, y tras ella el nuevo
simpecado de la cofradía, una exquisita pieza que queda bien donde se
ponga.
También en los barrios se vivió este día cofrade en torno
a la Virgen. Así en el Barrio del Naranjo la Virgen de la Salud
presidió el altar mayor de su parroquia, un besamanos que continuará en
el día de hoy. En el Campo de la Verdad estuvo expuesta la Virgen del
Dulce Nombre y muy cerca, en la parroquia de Jesús Divino Obrero, la
Virgen de la Encarnación.
Ya bien entrada la tarde, los cofrades
más remolones seguían con su ruta, mientras en la Trinidad, ante un
cuidado altar de cultos situado en el altar mayor del templo, la Virgen
de la Trinidad, con toda su cera encendida, estaba dispuesta a escuchar
las emocionadas palabras del cofrade Antonio Cano, encargado de
pronunciar el pregón con el que la hermandad de la Santa Faz da comienzo
a los actos del aniversario de la bendición de su dolorosa.
(Articulo publicado en el Diario Córdoba 09/12/2013)
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