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domingo, 13 de marzo de 2011

ESTAMPAS DE SEMANA SANTA

El vía crucis de la Agrupación de Hermandades reúne a cientos de personas en un itinerario que partió de la colegiata de San Hipólito hacia la Catedral.

Las calles de la ciudad vivieron ayer un anticipo de la Semana Santa. Enterrada ya la sardina y pese a que en otros rincones de la capital bullía la música festiva de las comparsas y las chirigotas -últimos coletazos de un Carnaval ya extinto-, San Hipólito se convirtió en el epicentro del sentir cofrade de los cordobeses. A las 17:30, con puntualidad, las puertas de la colegiata se abrieron para la salida solemne del vía crucis que como es tradicional organiza la Agrupación de Hermandades y Cofradías al inicio de la cuaresma.
Los fieles más madrugadores se arremolinaron en la plaza de San Ignacio de Loyola, a las puertas de la iglesia, para asistir a la salida del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que este año ha protagonizado la procesión. Como novedad, el cabildo de oficiales de la Buena Muerte ha querido en esta ocasión potenciar la función catequética del vía crucis, por lo que ocho de las estaciones fueron leídas en la calle. Otra novedad fue la participación de numerosas cofradías penitenciales, que se encargaron de las lecturas ante sus respectivos templos.
Entre los turistas y los viandantes que llenaban el centro de la ciudad por la tarde, la comitiva se dirigió a la Mezquita-Catedral por las calles San Felipe y Buen Pastor. El vía crucis llegó al Patio de los Naranjos a las 18:30 e ingresó en la Catedral entre la expectación de los turistas y los devotos, que lo acompañaron en su regreso a San Hipólito entre el incienso y la música de pasión. Ya en su templo, el delegado diocesano de hermandades y cofradías, Pedro Soldado, ofició una misa.
Para los hermanos de la Buena Muerte, la tarde de ayer fue, además, una jornada de estreno. La cofradía paseó por primera vez ocho dalmáticas de terciopelo negro bordadas en oro y sedas de colores, obra del bordador malagueño Antonio Miguel Moreno. El artista se ha inspirado en las piezas confeccionadas por las madres adoratrices para los acólitos del paso del Cristo. El vía crucis guardó más detalles para el recuerdo, como el acompañamiento musical del quinteto de capilla de La Esperanza, que fue acompañado por varias voces. Los músicos interpretaron 14 piezas, entre ellas una composición clásica, el Requiem Lacrimosa de Mozart.
Los numerosos ciudadanos que acompañaron al Cristo durante su recorrido fueron la evidencia más clara de que en Córdoba hay ganas ya de Semana Santa, aunque aún habrá que esperar unas semanas para una de las celebraciones más tardías que se recuerdan. La meteorología, por lo menos, dio una pequeña tregua.
(Articulo publicado en el Diario el Día de Córdoba 13/03/2011)

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