Expectación,
alegría e incluso entusiasmo. Estos eran ayer los sentimientos de la
mayoría de vecinos de San Agustín y responsables de colectivos
ciudadanos ante la noticia del pasado domingo de que la hermandad de Las
Angustias había aprobado el regreso a la iglesia de San Agustín tras 52
años de ausencia, un hecho que trasciende lo meramente cofrade y que
puede incidir socieconómicamente en el barrio, aunque solo sea por el
atractivo turístico que supondrá la apertura diaria del restaurado
templo de San Agustín. De hecho, la presidenta de la Asociación
Empresarial de Comerciantes del Casco Histórico Centro (Asecom), Angela
Gómez Cortés, mostraba su satisfacción y, "aunque con esta crisis no
podemos estar seguros de nada", esperaba que la vida en San Agustín se
reactive. Más aún, Gómez tenía previsto contactar con el hermano mayor
de Las Angustias, Antonio López de Letona, para felicitarle y ofrecer su
colaboración en lo posible.
Por supuesto, el entusiasmo no es unánime y Miguel (que no quería dar
su apellido para "no tener líos con la familia") era uno de los escasos
ejemplos de los indiferentes a la noticia y que hasta dudaban mucho del
impacto positivo que puede tener en el barrio. Sin embargo, el sentir
mayoritario era el contrario, y en este grupo estaba Rafael Soto, muy
satisfecho con la noticia no solo como cofrade de Las Angustias, sino
también como presidente del consejo de distrito Centro. "La Axerquía
Norte se va a enriquecer social y culturalmente con el regreso de Las
Angustias. Hay que agradecer la decisión porque la apertura de la
iglesia será importante, y sobre todo a los dominicos, que están
completamente volcados".
(Noticia publicada en el Diario Córdoba 24/12/2013)
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